Uno de los retos centrales para 2026 será fortalecer la personalización del aprendizaje, entendida no como una simple adaptación tecnológica, sino como la capacidad de ofrecer trayectorias flexibles, tutoría humana continua y un diseño instruccional basado en competencias profesionales reales.
Consolidar un ecosistema digital administrativo eficiente, donde los estudiantes puedan gestionar pagos, certificaciones, servicios escolares, facturación y trámites sin fricción. La automatización no es solo mejora operativa; es parte de la percepción de calidad institucional.
En 2026, la verdadera innovación no estará solo en la tecnología, sino en nuestra capacidad de construir un modelo educativo digital que sea cercano, inclusivo, crítico y transformador. La misión no es solo estar en línea, sino ser referentes en calidad, pertinencia y compromiso social en el ámbito digital.